Un Brunch Astur

Un Brunch Astur

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Mucho se habla del estilo de vida mediterráneo, ese estilo en el que hace sol, la vida va un poco más despacio, se disfruta de siestas y sobremesas con los amigos y se es feliz pero poco se habla del estilo de vida cantábrico, que, como las meigas, haberlo haylo.

El estilo de vida cantábrico es ese en el que las cosas ocurren más deprisa pero en el que, precisamente por eso, ocurren más cosas. Es ese estilo de vida que te enseña desde que eres un enano a saltar en los charcos, a correr por las aceras mojadas y a bailarle a las nubes por muy grises que estén. Es quejarse de la lluvia y no saber vivir sin ella, no imaginar un mar sin olas, no vivir sin una chaqueta cerca. Es, quizás, un estilo de vida más difícil de entender si no has nacido en él. Es,en resumen, ver la vida de colores a pesar de los días grises.

El pasado 27 de Diciembre, unas cuantas personas que compartimos el estilo de vida cantábrico nos juntamos para celebrar un brunch navideño. Sí, un brunch, algo tan inglés, tan cantábrico también, tan gris lleno de color. ¿Algo más en común aparte del estilo de vida cantábrico? Las bodas, su mundo... Wedding Planner, Fotógrafas, Videógrafas, Caravanas y hadas, Bloggers, Tenderas Virtuales ( lo que me gusta este término!), Músicas, Artesanas/Artistas, un bebé y un marido nos dimos cita para compartir un rato de charlas, risas y desvirtualizaciones entre comida, porque sí, si no os lo había dicho aún, en el estilo de vida cantábrico se come mucho. Y bien.

Fue un día gris, en La Playa frente a la playa de Luanco observando como el viento juega con las olas, mirándolo y pensando eso de ¿se acostumbra uno a vivir sin mar? Nuria, de Lalablu, una asturiana en Madrid que volvía a casa por Navidad fue la encargada de organizarlo. Y no podía haberlo hecho mejor. En su blog confesaba ayer que organizar algo "en casa para los de casa" le imponía respeto pero amiga, los de casa en casa te esperamos con las puertas y los brazos abiertos para la próxima vez que vuelvas y que organices otra de estas, porque la habrá. Seguro.

Allí, entre dulce y salado y el mar al otro lado del cristal, casi 20 personas conversaban en pequeños grupos. Un gran lío de nombres, un gran puñado de sonrisas, algún que otro "Oye, y aquella chica de allí quién es?" se entremezclaban con otros muchos temas, porque no sólo de bodas vive la gente. Imposible estar en todas las conversaciones, imposible enterarse de todo, imposible no sonreír. Se hablo de bodas (cómo no), de ciudades, de trabajos, de amigos invisibles, de ferias, de música, de felicitaciones de Navidad que no llegan, de futuras bodas, de láminas, de hernias discales... Durante dos horas se hablo de todo esto y mucho más. Dos horas de esas que se esfuman entre un zumo de naranja y un trozo de tarta de turrón.

Fue un placer volver a ver a Celia y Gloria, chicas Per Sempre, y poder charlar con ellas de todo y nada, desvirtualizar (por fin!!) a Nuria de Lalablu, darle las gracias por organizarlo todo y apuntarse a un Desayuno Lalablu de los de ir en zapatillas, descubrir lo maja y encantadora que es La Novia Cotilla, pasar un rato con y disfrutar de Retrocaravana El botón rosa y salir de allí con esa sensación de que ella es genial pero sus haditas aún más, y si, antes de que os lo preguntéis, la caravana rosa es amor del bueno, amor del de morir, AMOR. Conocer a la mitad de Un par de Medias (cómo no os había fichado yo antes!) y enamorarse de sus vídeos al volver a casa, ver, de primera mano, la cara y sonrisa de Sireniah cuando le dicen por teléfono que va a ser tía (y la intriga de toda la esquina de la mesa por saber que se escondía en esa conversación telefónica... todo hay que decirlo!), ver de nuevo a Carmen de The Happy Day, desvirtualizar a esa tendera virtual que está detrás de Vintastic Shop (es o no un nombre genial!??) y poner cara a las chicas de Pemberly Photography a las que tantas veces has admirado su trabajo por las redes y comprobar que las chicas de Body & Soul no pierden ni una pizca de elegancia cuando se quitan los tupes y los cancanes.

Por el medio, un montón de rajas de jamón, un puñado de cokkies, café y algún que otro kilo pegado a los ya existentes.

La vuelta a casa sonriendo a lo grande, como se vuelve de los grandes planes.

FOTOGRAFIAS: Pemberley Photography

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